Amy es la chica más alta de su grado y la más rápida corriendo y la mejor en matemáticas. El colegio utiliza un tipo de matemática japonesa que se llama Kumon que te permite resolver todos los problemas que quieras en una hora. A Amy le gusta hacer muchos ejercicios de matemáticas sin cometer errores. Los otros niños desaparecen cuando hace su Kumon. Sólo existen los números. Le encantan los números y las letras del abecedario y practica su caligrafía todas las noches en casa.
Un día en medio de la división larga una mano llega al interior de su burbuja y se pega a la suya, y Amy pega un pequeño grito sin querer. Mira hacia arriba y ve a la directora del colegio.
Muchos niños temen que la directora aparezca en sus escritorios, pero Amy es una chica que se comporta tan bien que ni se le ocurre preocuparse. Cuando la directora le pide que la acompañe afuera por favor, Amy muy cortésmente le explica que en este momento en particular está ocupada. Pero cuando ve la mirada atónita afligida de la directora se le cae el lápiz con un crac.