Todos los veranos las chicas van al campamento Waluhili con la mamá, que trabaja allí de consejera. El campamento es para las que pertenecen a las Camp Fire Girls, que son como las Girl Scouts pero diferentes. Hay que tener cuidado en el campamento porque está lleno de cosas venenosas: culebras, arañas, escorpiones. Algunas te pueden matar.
Las chicas siempre asienten cuando dice eso, pero en realidad no les importa. Corren y corren por la pradera hasta caerse entre las florcitas amarillo brillante y se ríen y se ríen hasta que no pueden respirar.
Amy aprende a hacer nudos, y tiene talento para eso. Aprende las direcciones y trata de hacer que Zoe repeta tras ella: north, east, south, west. N, E, S, W, lo podés recordar diciendo Never eat soggy waffles, le dice, pero igual Zoe no las puede recordar.
Amy aprende a hacer fogatas. Juntás tres pedazos de madera en forma de A y después apoyás la yesca sobre la barra horizontal de esa A. Mucha yesca no podés poner porque el fuego necesita aire. La mamá no la deja encenderlo, pero sí permite que las dos se sienten con las chicas más grandes a comer los s’mores que siempre hacen para postre. A Zoe le gusta untar el malvavisco en las piernas de Amy en vez de comerlo. Pero después pide más.
Las chicas aprenden a nadar. El cuerpo largo de Amy entra al agua como un pez devuelto. Pero Zoe se hunde, y le entra agua en la nariz, así que se dan por vencidas y salen.
Dan vueltas de carnero en la pradera. Juegan a la escondida. Cuando a Amy le lleva mucho tiempo encontrar a Zoe, pierde la paciencia y la llama por su nombre y le dice que es hora de sacar fotos. Después Amy arregla el pelo largo y oscuro de su hermana, que se enreda cuando juegan, y le saca fotos entre los árboles.
Amy inventa otros juegos. Zoe trata de respetar las reglas aun cuando Amy las cambia, pero a veces ni Amy misma las recuerda y entonces Zoe no sabe si reír o llorar.
A Amy le salen pecas por el sol, mientras que a Zoe el sol la vuelve casi dorada. Juntas tratan de contar las pecas en el brazo izquierdo de Amy: veintisiete, veintiocho, veintinueve, siempre pierden la cuenta. Las del brazo derecho son tantas que son imposibles de contar. Amy y Zoe examinan sus codos. Le preguntan a la mamá para qué son los codos. La mamá les dice que para doblar los brazos. Las chicas tratan de dar volteretas en la pradera, pero no pueden por sus codos.
Amy le pide a Zoe que la ayude a buscar puntas de flecha y fósiles, pero por lo general Zoe le trae nada más que piedras comunes. Amy sabe todo sobre el Período Cretácico y sabe que no se sabe de qué color eran los dinosaurios, con lo cual bien podrían haber sido de todos los colores, incluso rosa, incluso rosa fuerte. Rosa fuerte es el color favorito de Amy, aunque se hace la que prefiere el azul. El dinosaurio favorito de Amy es el brontosaurio. Amy le explica a Zoe que las puntas de flecha fueron utilizadas por los indios para capturar animales que sirvieran de alimento cuando los indios vivían en el campamento Waluhili. Todos los veranos encuentran por lo menos una punta de flecha, pero eso requiere mucho trabajo, porque las puntas de flecha son chiquitas y tenés que buscar y buscar entre las hojas y debajo de la tierra.
Los fósiles son caracolas, porque antes todo estaba bajo el agua. A veces hay fósiles con huellas de las diferentes plantas de mar. Las caracolas son iguales a las caracolas de hoy en día. Su abuela tiene caracoles en el baño, en la mesada al lado del jabón, que juntó cuando fue a Hawái con su abuelo.
A veces las chicas juegan con las campistas a Red Rover y a Tug of War. Las chicas más grandes siempre quieren tener a Amy en su equipo de Tug of War porque Amy no suelta nunca la soga, ni siquiera cuando termina arrastrada por el barro. Zoe es mejor en Red Rover porque le resulta fácil volverse loca, convertirse en misil humano y, siendo tan chica todavía, muchas veces sorprende a las chicas del otro lado y consigue romper esa cadena de manos agarradas.
A Amy la dejan aprender tiro con arco. Zoe se queja hasta que surge algo que la distrae. El campamento está lleno de mariposas, pájaros. Las chicas más grandes se quedan hasta tarde contando cuentos de fantasmas, pero Amy se cubre la cabeza con la almohada porque le gusta despertarse cuando se despiertan los pájaros. A veces verás un azulejo si salís tempranito, o incluso una tangara.